El Decreto

Dr. Antonio Bolainez | junio 27, 2015

Persona apuntando a si mismo

Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Amén. Mateo 28:18–20

¿Es una facultad cristiana o metafísica?

En estos últimos 15 años, hemos venido escuchando a muchos de nuestros cristianos y ministros la frase “Yo Decreto”. Esta expresión ya se volvió muy popular en pueblo evangélico, debido a que en los últimos años, hemos venido escuchando, de manera reiterada, a los grandes falsos profetas y falsos apóstoles de la prosperidad esta declaración: “Yo decreto”.

Tan populares se han vuelto estas palabras, que miles de nuestros evangélicos no solo se la han creído, sino que ellos mismos la están utilizando; tal vez en forma inocente, pero le han dado su aprobación por haberla escuchado de boca de estos falsos ministros.

¿Por qué estos falsos ministros usan esta palabra?

La respuesta es sencilla, ellos son los abanderados de la falsa doctrina católica del dominionismo, o también conocida como la teología del Reino Ahora. Esta falsa doctrina, enseña que la iglesia ha sido escogida, para ser la pregonera de instalar el reino de Dios sobre toda la tierra, antes que el Señor regrese. Para tal cosa, dicen ellos, el Señor ha traído una restauración apostólica, en la que ellos son estos nuevos apóstoles, quienes con facultades especiales, pueden hacer lo que se les de la gana.

No cabe duda, que estos personajes se han auto nombrado como los nuevos Papas evangélicos, atribuyéndose poderes que solo corresponden al Altísimo Dios Todo Poderoso. Para desgracia, han logrado engañar a multitudes de evangélicos y una enorme cantidad de buenos pastores; Tenemos artículos aquí en nuestra pagina web, donde demostramos que la iglesia nunca fue enviada a instalar el reino, sino a anunciar el reino en todo el mundo.

Estamos de acuerdo en que cada persona que se convierte a Cristo Jesús, es parte del reino del Señor y que esa persona reinará con el Señor en el reino milenial, Apocalipsis 5:10. Pero entre decir, que cada persona que ha entregado su corazón es parte del reino de Dios, y que por lo tanto tiene la facultad de instalar el reino físico, hay mucho trecho.

Una persona convertida a Cristo Jesús, es propiedad del Señor y Satán ya no tiene potestad sobre esa persona, hablando espiritualmente 1 Corintios 3:23. Y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios.

Pero los reinos físicos, es decir los gobiernos políticos de este mundo, siguen estando bajo dominio de Satán, hasta que el Señor regrese en poder y gran gloria, y lanze a las dos bestias al lago de fuego, y Satán y sus demonios sean encarcelados en el poso del abismo (Apocalipsis 20:1-4).

Le dijo el diablo: —A ti te daré todo el poder de estos reinos y la gloria de ellos, porque a mí me ha sido entregada y a quien quiero la doy. Lucas 4:6

Todavía no estamos en la gran tribulación, todavía no se han levantado las dos bestias, pero si es completamente seguro que todo esto ya se está instalando.

Se conoce como el último gobierno gentil, que termina en ese gobierno de Orden Mundial por siete años, terminando en una catástrofe. Esto tiene total respaldo de toda las sagradas escrituras y muy especialmente por el libro del Apocalipsis y Daniel. Apocalipsis 19:11-21. Apocalipsis 20:1-3.

Por lo tanto la iglesia no tiene la misión en estos momentos de instalar el reino, es decir, hacer una conquista política. La iglesia solo tiene la misión de anunciar el reino de Dios por medio del evangelio a toda criatura. Marcos 16:15-16. Hechos 1:6-7.

Es importante saber que el reino nunca fue prometido a la iglesia sino a Israel, y de esto hay demasiadas evidencias en el Antiguo Testamento. Pero la iglesia, cuando regrese con Cristo Jesús de las Bodas del Cordero al final de los siete años, reinaremos con Cristo en ese reino prometido a Israel.

Apocalipsis 5. 19 y 20, en estos tres capítulos se especifica el papel de la iglesia en el reino milenial.

Ningún Apóstol se tomo esa potestad

Por ahora, la iglesia, comenzando desde los ministerios, solo somos siervos del Señor. Ninguna persona evangélica, aun los propios ministros, es una especie superior que los demás.

Aunque como ministros, se les ha dado autoridad ministerial, en el sentido de servir al pueblo del Señor, esa autoridad jamás ha sido dada para que este pastor —o como quiera llamarse— se autoproclame una especie de príncipe, con facultades de crear nuevas leyes o mandatos, en términos personales.

Ningún apóstol del Señor en el nuevo testamento hizo ningún decreto como autoridad máxima. Nadie de los apóstoles en forma personal se tomó esa facultad, ya que sabian que hacer un decreto, solo se podía hacer por mandato divino en términos espirituales. En el nuevo testamento, todas las veces que se utilizó el sinónimo de esta palabra fue en forma eclesiástica. Particularmente en el libro de los hechos, en el concilio de Jerusalén.

Pero no hay que olvidar que una vez que se terminó de escribir el nuevo testamento se selló el canon, y nadie más puede añadir a la palabra de Dios, nadie más puede hacer un decreto, hablando eclesiásticamente. Gálatas 1:8. Apocalipsis 22:18-19.

Él anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio clavándola en la cruz. Y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. (Colosenses 2:14–15).

Los ministros en estos momentos solo somos servidores del Señor. No somos dueños de la obra del Señor, solo mozos del Señor.

El peligro del “yo”

Entonces nadie, llámese apóstol o profeta, tiene la facultad de hacer decretos y mucho menos utilizar la palabra “Yo” (decreto); ¿sabía usted que el idioma hebreo esa palabra no se utiliza? pues esa palabra es solo atribuida a Dios, de manera que cuando un falso ministro utiliza esa palabra: Yo decreto, es muy peligroso, pues se está atribuyendo facultades que solo competen al Altísimo.

La palabra del Señor nos da autoridad, para reprender las potestades de las tinieblas, y echar fuera los demonios. Nos dio autoridad para las oraciones y peticiones, pero todas estas estarán sujetas a la voluntad del Padre. Es decir, que será el altísimo si decide contestar esas peticiones o no. En otras palabras, esa facultad de autoridad que se nos ha sido encomendad por el Señor, siempre debe de ser usada en el nombre del Señor Jesús, y en ningún momento como: Yo Ordeno; creo que ustedes saben a lo que me refiero.

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Juan 14:13

En el mundo secular se usa esta palabra en el ámbito político, y un decreto en el ámbito político, solo lo puede hacer el presidente de una nación o un monarca en su reino, o el poder legislativo de una nación.

Pero también utilizan esta palabra en gran medida en la metafísica; en especial los hinduistas; no olvidemos que los partidarios de la metafísica, corriente de origen satánico, enseñan que todos los seres humanos tienen el poder de su mente a su boca, que todo lo que ellos decreten será una nueva ley en el mundo de las palabras, es por eso que escuchamos a los sacerdotes brujos decir decreto maldiciones o cosas similares.

Nuestra iglesia evangélica ya no necesita más decretos. Ya tenemos los decretos y mandatos del Señor plasmados en las sagradas escrituras; a menos que alguien crea que la Biblia todavía no está completa.

Por lo tanto, los que están utilizando esta palabras, están totalmente mal delante del Señor. Creo que estos falsos profetas y falsos apóstoles lo hacen: Uno por sus estrechos vínculos con la metafísica, y otra por que se creen los nuevos papas. El apóstol Pablo ya nos había advertido sobre esto:

Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. 1 Timoteo 4:1

Conclusión:

A continuación los dejo con toda la información que nos da el Nuevo diccionario de la Biblia, donde nos explica detalladamente la palabra “decreto”, y les sugiero que también busquen ustedes mismos en el diccionario de la lengua española esa palabra. Se darán cuenta que en ningún momento a la iglesia se nos ha comisionado para andar creando nuevas leyes o nuevos mandamientos.

Como dije, si tenemos los privilegios dados por el Señor de reprender a los poderes de las tinieblas y el poder de la oración, pero siempre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en términos de servidores de Jesús.

No hay que olvidar que tanto Pablo como el resto de los apóstoles siempre se dirigieron a la iglesia como siervos del Señor, y en ningún momentos como príncipes y mucho menos como reyes. Si seremos reyes y sacerdotes, pero solo hasta que el Señor regrese a reinar; y eso si terminamos nuestra carrera fieles al Señor, ya sea para el Rapto, o para cuando tengamos que partir con el Señor.

Pero veamos la definición del Nuevo diccionario de la Biblia; saque usted sus propias conclusiones.

DECRETO Declaración oficial con instrucciones y órdenes emitidas por un rey o gobernante, usualmente en forma escrita. Se diferencia del edicto en que este último era leído a viva voz, mientras que el d. se colocaba en un lugar donde pudiera ser visto por todos. Al hablar de su aprobación para la reconstrucción del •templo, el rey persa dice: “Yo Darío he dado el d.” (Esd. 6:12). En el AT se utiliza esta palabra para términos que también se traducen a veces como “ley”, “estatuto”, “ordenanza”, etcétera. Dios promete bendiciones a su pueblo: “si anduviereis en mis d. y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra” (Lv. 26:3). Moisés aclara: “Yo os he enseñado estatutos y d., como Jehová mi Dios me mandó” (Dt. 4:5). Los profetas advirtieron a Israel contra el no cumplimiento de los d. de Dios (Ez. 5:6). En el NT se mencionan los d. o edictos de •Augusto César (Lc. 2:1; Hch. 17:7) y “las ordenanzas que habían acordado los apóstoles” (Hch. 16:4). Pablo dijo que Cristo, con su muerte en la cruz, anuló “el acta de los d. que había contra nosotros, que nos era contraria” (Col. 2:14), o sea “la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas” (Ef. 2:15), refiriéndose a la ley mosaica.

¿Verdad que es interesante lo que dice el Nuevo diccionario de la Biblia? Bueno, aquí les dejo este artículo para que lo compartan; pero por favor háganlo en forma muy cordial y nunca para contender sino para tengamos mayor conocimiento de la palabra del Señor.

Sigamos predicando el evangelio de Cristo Jesús, expandiendo el reino de Dios en forma espiritual en cada corazón y alma que se convierta al Señor. Hagamos uso de la postestad que el Señor nos lego, para orar por los enfermos y echar fuera a los demonios, y para que el Señor nos use en todas las señales que acompañaran a la proclamación del evangelio. Sin olvidar que toda petición o ordenanza, tiene que sujetarse a la voluntad del Señor, y siempre usando el nombre del Señor. Juan 14:13, y evitemos utilizar la palabra “Yo”, en su lugar siempre pongamos el nombre del Señor Jesús por delante en cualquier petición o proclama.

Nosotros no somos dioses, somos hijos de Dios por medio de la sangre de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario, y cuando el Señor regrese al final de la gran tribulación será él que instale el gobierno de la restauración o mejor conocido como el milenio, y solo entonces reinaremos con él como reyes y sacerdotes; ahora somos simplemente siervos del Señor.

Que Dios les bendiga.
Shalom.
Dr. Antonio Bolainez.