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Villavicencio, Colombia

Jun 29 y 30, 2017

Iglesia Cristiana Centro Evangelístico Misionero

Puertas abiertas en Colombia.

“Pero gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento, porque para Dios somos grato olor de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden: para estos, ciertamente, olor de muerte para muerte, y para aquellos, olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?, pues no somos como muchos que se benefician falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.” 2 Corintios 2.14–17.

Cuando Pablo recibe de Tito un informe de triunfo en la iglesia de los Corintios, se alegra mucho al saber que su trabajo en la predicación del evangelio nunca había sido en vano; sino que esa hermosa palabra siempre fue para triunfo.

Se dice que el gran predicador Charles Spurgeon, entrevistaba a sus alumnos del instituto bíblico después de mandarlos a los campos blancos a predicar, en las entrevistas él les preguntaba:

“¿Cómo recibieron sus predicaciones en los lugares donde predicaron?” Los que contestaban, “Pastor, fue muy bueno, todos recibieron mi mensaje”. “¿y hubo salvación de almas?” Preguntaba Spurgeon. “No pastor, ninguno se convirtió pero me recibieron bien, sin ningún obstáculo”. Charles les decía “Gracias, busque otro trabajo, no están facultados para el ministerio”.

Pero los que le contestaban, “Pastor, en nuestra predicación nos lanzaron toda clase de objetos y ataques, pero muchas almas se convirtieron”, entonces Spurgeon les contestaba: “Bienvenidos al ministerio, si el diablo los atacó y dieron frutos, es porque son árboles buenos para el Señor”.

Todo predicador verdadero tendrá luchas muy duras y siempre se presentarán muchos obstáculos, pero encima de todos esos obstáculos, siempre saldrá en triunfo en la predicación del evangelio. Su mensaje siempre será de olor de vida para las almas que reciben el mensaje, y olor de muerte para los que se dejan usar por satán para estropear el mensaje de ese mensajero.

Pero no hay que olvidar que todo verdadero predicador debe ser un ganador de almas. Es decir, debe de ser árbol que da buen fruto, porque si no da frutos es árbol malo y será cortado.

Del 29 de junio al 2 de julio estuve en la ciudad de Villavicencio, Colombia, en un precioso evento organizado por el Centro Evangelístico Misionero y su pastor Reinaldo Irreño. Esta una ciudad preciosa, al igual que la gente colombiana.

Desde hacía 23 años que no iba a Colombia, y en los últimos diez años teníamos cierto temor de visitar este precioso país, por algunas amenazas que había recibido nuestro ministerio. Pero en esta ocasión el Señor nos dio vía libre y fuimos confiados en que el Señor tenía todo en control y así fue.

El evento era primero un seminario para pastores del concilio y por las noches abierto al pueblo en general. Desde la primer noche del viernes, tuvimos los primeros frutos de almas. Ya para el sábado, el templo del Centro Evangelístico estaba completamente lleno, y esa noche tuvimos una preciosa cosecha de almas; de la que un gran número eran jóvenes.

El domingo el evento de cierre fue en un coliseo, donde compartimos el tema del arrebatamiento de la Iglesia, y cerramos con una gran cosecha de almas para el Señor. Mientras regresamos a Bogotá, el pastor Reinaldo me preguntaba si me había sentido bien en mi visita. Le compartí al pastor que venía sumamente contento, primero por el hermoso trato de esa gente linda de Colombia, y segundo por la preciosa cosecha de almas para el Señor.

Al igual que el apóstol Pablo se regocijó por las buenas noticias de la iglesia en Corintio, su servidor también se regocijo por esta gran bendición en Colombia.

Doy las gracias a muchos de ustedes mis preciosos hermanos, porque sé que ustedes son parte de este equipo, porque siempre me están respaldando en sus oraciones para cada evento en cada semana.

Que el Altísimo les bendiga grandemente.