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Yonkers, New York

Abr 14 al 16, 2017

Iglesia de Restauración Elim

La primicia de almas en la misma cruz.

“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendía, diciendo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios, viendo que estás bajo la misma sentencia de condenación? Nosotros, a la verdad, justamente, porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos; pero éste no ha hecho nada impropio. Y decía a Jesús: Señor, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:39-43

Es precioso hacer un recordatorio de lo que fue la semana de pascua en la cual nuestro precioso salvador Jesucristo se dio por salvar a las almas perdidas en la cruz del calvario.

Este domingo, al final del evento en que participé este fin de semana en la Iglesia Central Restauración en Nueva York y su pastor Luis Pérez, y ante un lleno total, hice una remembranza del momento del sacrificio de Jesús en la cruz del calvario, y decía que fue muy probable que todas las miríadas de los demonios se reunieron ese día junto a Satán, pera evitar que Jesús cumpliera su misión de salvación de la humanidad.

Pero nunca esperaban estos demonios, y el mismo Satanás, que el final definitivo de ellos terminara con estas poderosas palabras en el mismo dolor de la Cruz; estas fuerzas del mal debieron haber quedado sorprendidos por la impresionante acción del pecador crucificado a la mano derecha del Señor Jesús.

Estos demonios esperaban que este malhechor injuriara al Señor como lo hacía el de la izquierda y la multitud. Jamás esperó Satán escuchar a este pecador crucificado a la par del Señor, en la misma condición de dolor, voltear su mirada hacia Jesús y encomendar en ese mismo momento su alma al Hijo de Dios.

No cabe duda que es de admirar la fe de este pecador, quien se convirtió en la primicia de todas las almas salvadas por el sacrificio del Señor Jesús; pero mucho más hermoso ese momento en que nuestro precioso cordero de Dios, en su dolor, voltea su mirada hacia este pecador y le da la grandísima promesa de que ese mismo día entraría con Él al paraíso. Satán y sus demonios se empezaron aterrar porque en cuestión de minutos el fin definitivo de ellos era inevitable.

Mencioné este domingo en el evento, que cuando el Señor pronunció la séptima palabra: “Consumado es”, el infierno y la multitud de demonios y Satán mismo pegaron gritos y alaridos porque con esa gloriosa palabra se daba la total y absoluta derrota del reino del mal; como leemos en Colosenses 2:14-15:

“Cancelando el documento de deuda en contra nuestra, que consistía en ordenanzas, y que nos era adverso, quitándolo de en medio y clavándolo en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”

Fue lindo ver a toda la congregación en ese momento aplaudir con gozo y lágrimas en sus ojos sobre el triunfo de nuestro Señor Jesus en la cruz del calvario y su resurrección.

Lamentamos ver en esta pascua, a los malvados religiosos en las redes sociales, que se hacen pasar como celosos defensores de las doctrinas del Señor, incentivando al pueblo de Dios para que no tuvieran remembranza en esta semana del triunfo de nuestro Señor Jesús.

Cabe mencionar que la comunidad que más se ha unido a ese grupo que solo pretende poner al mismo pueblo de Dios a pelearse en las redes sociales, es tristemente y mayoritariamente nuestra comunidad hispana. Aunque aclaro, no es toda la comunidad hispana Evangélica, sino solo un sector que se han estado involucrando en darle mal uso a las redes sociales.

Solo quiero insistir que aprovechemos esta gran ventana de las redes sociales, para compartir con gozo las buenas nuevas de salvación, y a que incentivemos a nuestros pastores hispanos a que en el futuro no cometan el error de cerrar sus templos en días cómo estos, porque cada vez que un templo evangélico abre sus puertas, es una puerta abierta para que las almas entren al cielo.

Doy gracias a Dios por estos tres días en esta pascua en que estuve ministrando en Nueva York, porque en cada reunión ganamos muchas almas para el Señor. Mi agradecimiento a los preciosos hermanos de la Iglesia Restauración y a su siervo Luis Pérez, y todos los preciosos hermanos de las otras iglesias que pudieron acompañarnos.

Dios les bendiga.