Predicar por Amor y no por Envidia
Antonio Bolainez | febrero 7, 2019
Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y rivalidad; pero otros lo hacen de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por rivalidad, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. Filipenses 1.15–17
Introducción
En la década de los 80´s, formaba parte de un grupo de evangelista nacionales en el concilio de la Iglesia de Dios, en Costa Rica. La mayoría éramos muy jóvenes; y posiblemente su servidor era el más joven de todos.
En esa época, las campañas en las iglesias eran de lunes a domingo, y algunas veces, interactuábamos dos evangelistas. Al final de la campaña, se nos daba una ofrenda; muchas veces esta ofrenda consistía en muchas monedas, lo que se convertían en un gran peso.
Recuerdo a uno de esos evangelistas —que por discreción no daré detalles— con el cual estuve varias veces interactuando. Cuando recibíamos la ofrenda, se ofendía mucho por la poca ofrenda, y me decía constantemente: “Bolainez, yo no aspiro a ser un evangelista miserable, sino un evangelista rico y famoso”.
A finales de los ochenta en Ámsterdam, Holanda, en las clases de Teología, nos decía uno de los profesores: “La predica debe de hacerse por amor, y nunca por envidia o por ambición. Al ser llamados por el Señor, Él tendrá siempre cuidado de ustedes.”
Si eres evangelista, posiblemente en alguna de las iglesias no valoraran tu trabajo; no importa, el Señor te recompensará de otra forma, pero nunca te dejará. Predica el mensaje con la misma pasión ante una concurrencia chica, como ante multitudes. Igualmente nunca deben menospreciar, ya sea que prediquen en una iglesia humilde, o en una iglesia lujosa.
El apóstol Pablo, en su carta a los Filipenses, mencionó a algunos predicadores, que si bien es cierto, no estaban predicando un falso evangelio, desgraciadamente algunos de ellos tenían envidia por la atención que tenía Pablo ante la iglesia en general, y trataban de perjudicarlo. Otros predicaban por intereses mezquinos. Pero también había aquellos que predicaban por amor, y apoyaban el ministerio del apóstol Pablo.
Finalmente como dijo Pablo, el evangelio siempre será predicado. La diferencia con estos predicadores estará en el día en que tengan que comparecer ante el tribunal de Cristo, donde posiblemente pasaran vergüenza, aunque se salvarán como pasados por fuego. 1 Corintios 3:11-15. Sobre ese tema será el próximo programa del Mundo Actual, que estaré publicando en estos próximos días.
Conclusión
Del 25 al 27 de enero estuve en el cuarto aniversario de la iglesia Elim, en San Marcos, Texas. Como verán en las primeras tres fotos, el evento fue en un templo hermoso. En este evento participé junto al joven cantante Ericsson Alexander Molano, quien ministró en una forma preciosa, dejando al pueblo listo para recibir la palabra.
Cada día tuvimos una linda cosecha de almas, y nos acompañaron hermanos desde Austin, San Antonio y otras ciudades aledañas. Fue lindo ver al pueblo recibir la palabra con mucho amor.
Del 1 al 3 de febrero, salté de Texas a Chimalhuacán, Estado de México, a un evento realizado por la humilde iglesia León de Juda. El contraste fue notorio. Aquí el evento se realizó en un lote, en el que instalaron una lona, y con el piso totalmente de tierra. Pero en ese lugar, fue precioso ver al pueblo del Señor mexicano alabar a Dios, en forma tan hermosa, sin importar las condiciones.
Al evento asistieron preciosos hermanos, desde el centro, de la propia capital mexicana, al igual que de otros Estados como Puebla. Era inspirador ver a hermanos de todas las clases sociales, dejar a un lado los prejuicios, y juntos, como un cuerpo en Cristo Jesús, entregarse al Señor para adorarle y a alabarle; algo por cierto muy especial de los mexicanos, cuando se trata de glorificar al Señor.
Debo mencionar que el evento fue de menos a más. Es decir, para el tercer día, el domingo en la tarde, estuvo completamente lleno, y mucha gente se quedó a la orilla de la calle, para escuchar el mensaje.
Tuvimos una linda cosecha de almas cada día, siendo la mayor ese el domingo. Personas de todos los estratos sociales se convirtieron al Señor ese fin de semana.
En el seminario del sábado por la mañana, dije a los pastores y hermanos, que nunca en mis cuarenta años de ministerio he puesto una cuota financiera para predicar el evangelio. Pero que en todos estos años, el Señor nunca me ha dejado. Todos los que me han querido destruir —así como al apóstol Pablo— diez años después, ya no están. Y el Altísimo me sigue sosteniendo en el ministerio.
En mi libro Camino al Falso Profeta uso un proverbio latino que dice: “Prefiero pan con amor, que gallina con dolor”. Soy feliz haciendo mi trabajo como predicador, a veces me toca predicar en estadios, otras veces lugares tan humilde como el recién fin de semana pasado. Me ha tocado predicar en lugares muy elegantes, como en iglesias muy humildes, y en ambos lugares lo he hecho con amor y pasión.
Les recomiendo a todos mis preciosos hermanos y predicadores, que sigamos compartiendo el evangelio, pero que no lo hagamos por ambición o envidia, sino por amor, y tendremos una gran recompensa en la patria celestial.
Que el Altísimo me les bendiga y gracias por sus preciosas oraciones.
Antonio Bolainez.