La Restauración y el Ministerio

Antonio Bolainez | noviembre 23, 2020

Jesus abrazando y perdonando a un hombre

“Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” Juan 21:15-17.

Introducción

Del 16 al 18 de octubre, estuve compartiendo algunas conferencias en la Iglesia de Dios de la Profecía, Jesús es el Señor, y su pastor Daniel Ovalle, en Louisville, Kentucky. Es una iglesia joven, que apenas estaba celebrando su cuarto aniversario. Fue un evento precioso, con almas para el Señor en los tres cultos.

El sábado, el servicio se realizó en una iglesia anglosajona, por cuestión de espacio, ya que llegaron varias iglesias con sus pastores. En esa conferencia hice mención de que en esta pandemia, lejos de que la humanidad se arrepintiera, se han vuelto más blasfemos. Esto ha involucrado también a los evangélicos, quienes han entrado en un profundo enfriamiento, y hasta haciéndose partícipe de las maldades del mundo; y pongo un ejemplo:

En estos meses atrás, miramos una noticia de un incidente de abuso violento, perpetrado por autoridades policiales de Chile, quienes le dieron una paliza a un predicador, por haber ido a compartir el evangelio al parque central de la capital chilena.

Este predicador se hizo acompañar por diez hermanos, cumpliendo con la ley, pero cuando comenzó a predicar se acercaron a escuchar la palabra más de doscientas personas. Lo que provocó la furia de las autoridades y de los que odian el evangelio.

Lo insólito de esto, fue que los propios portales, supuestamente cristianos, celebraron la paliza dada al predicador, porque para estos cristianos no se debe predicar el evangelio cuando hay prohibición. Pero la historia del cristianismo en estos dos mil años atrás, está llena de grandes mártires, quienes desafiaron las restricciones y siguieron predicando el evangelio. Inclusive el mismo Pedro, junto con los otros apóstoles, después que fueron azotados, los amenazaron para que no siguieran predicando a lo que Pedro respondió: Es mejor obedecer a Dios que ustedes.

Los cristianos detractores salieron a juzgar la vida de este predicador. Y este es solo un caso; existen portales en las redes sociales, especializados en sacar malas noticias de los cristianos —en especial si son personas vinculados al ministerio—, para terminar de destruirlos públicamente a través de las redes.

Ese es el mismo espíritu de los fariseos, quienes llevaron a una mujer encontrada en acto del pecado. Pero Jesús los confrontó con su propia hipocresía: Si ustedes están limpios, sean los primeros en lanzar la piedra.

Nosotros como cristianos, no debemos celebrar cuando a un cristiano le va mal; Y mas si se trata de alguien en el ministerio, todo lo contrario, debemos entristecernos, y como dijo Pablo: Quien enferma y yo no enfermo, o quien llora y yo no lloro. Ese debe ser la actitud de todo verdadero cristiano, pues si hace lo contrario, está en el mismo saco de los mundanos que se gozan por la maldad.

Conclusión

Este pasaje que les comparto al inicio de este artículo, tiene una profunda enseñanza. Pedro, que ya había sido testigo en dos ocasiones de la resurrección del Señor, se había regresado a Galilea, y por supuesto lo acompañaron otros de sus compañeros. Ya en Galilea, Pedro había regresado a su antiguo trabajo de pesca.

¿Porque hizo esto? El tema es amplio, pero voy a simplificarlo. Solo piense como se sentía él, moralmente hablando, frente a sus compañeros, cuando en el momento más crítico, él negó al Señor tres veces. Pedro se sentía que no era digno de seguir al frente del liderazgo.

El Señor Jesús se les aparece por tercera vez, en esta ocasión en el mismo mar de Galilea, donde Pedro había sido llamado al ministerio.

El Señor los recibe en esa mañana con fuego encendido, símbolo del Espíritu Santo, para volver a encender la llama de su llamamiento. Además, con pan y pescado; el pan es símbolo de la palabra y el pez representan las almas, esos son los tres elementos necesarios en un ministro realmente llamado por Dios; fuego, pan y peces.

El mensaje tierno del Señor esa mañana fue de una profunda restauración. Si usted estudia la biografía de Pedro, a partir de ese momento de restauración su ministerio fue precioso, nunca más volvió atrás y fue uno de los mártires del Señor.

El gran Rey David dijo: Siete veces caerá el justo y siete veces lo restaurará el Señor. Los verdaderos cristianos nunca debemos alegrarnos de las tragedias de otros cristianos. Como dije el sábado a los pastores, lo que hicieron con este predicador de Chile, nos lo podrían hacer mañana a nosotros; de modo que jamás nunca debemos como cristianos, unirnos en opiniones o publicaciones que se complacen en las tragedias de otros cristianos.

Recuerde lo que Pablo dijo a los Gálatas: Si algunos de ustedes ha caído, vosotros que sois espirituales, restaurarle con mansedumbre, no sea que tu también caigas. No nos dejemos llevar por la gran maldad del mundo en esta pandemia, ya que esto apunta a la pronta segunda venida del Señor.

Les dejo algunas fotos del evento en Louisville, Kentucky, donde en los tres servicios tuvimos almas convertidas al Señor.

Que el Altísimo me les bendiga, y gracias por orar por nuestro ministerio, ya que ustedes son parte también de esta cosecha de almas y bendición a las iglesias preciosas que el Señor nos permitió ministrar.

Shalom.
Antonio Bolainez.