Persecución Social

Antonio Bolainez | septiembre 3, 2020

“diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro notable ha sido realizado por medio de ellos es evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo. Mas a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos para que no hablen más a hombre alguno en este nombre. Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús. Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios”.
Hechos 4:16-19.

En los dos mil años de historia de la Iglesia, siempre, desde sus inicios, ha estado sometida a muchas persecuciones. En este relato del libro de los Hechos, encontramos a Pedro y al resto de los Apóstoles, padeciendo múltiples castigos con azotes, perpetrados por el clero religioso; que estaban sometidos, por intereses mezquinos, al Imperio Romano.

En esos días, Dios obró poderosamente por medio de Pedro y Juan, quienes habían orado por un cojo que se ponía a perder limosnas en la entrada de la puerta hermosa; conocida hoy en día como la puerta dorada; que dicho sea de paso, hasta el día de hoy permanece cerrada (Según la profecía judía, por esta puerta entrará el Mesías en su regreso a la ciudad).

El milagro de la sanidad del cojo fue tan notorio, que miles de judíos querían escuchar el poderoso mensaje sobre Yeshua el Nazareno. Los apóstoles anunciaban las buenas nuevas en los lugares públicos, pero el clero sintió celos profundos, y comenzaron a hacerle la vida imposible, para que no siguieran predicando el mensaje de salvación.

Después de haberlos azotado y amenazado, les pidieron que se fueran, y que siguieran predicando, siempre y cuando no lo hicieran en el nombre de Jesús, Yeshua.

Pedro, líder de la naciente Iglesia del Señor, quien junto con todos los apóstoles se habían sometido a las leyes terrenales, les dio un rotundo no; porque estas nuevas directrices que los religiosos se les querían imponer, eran leyes que iban en contra de sus principios cristianos.

Conclusión

El mensaje de Pedro fue: Como cristianos, estamos dispuestos a someternos a las leyes terrenales, siempre y cuando esas ordenanzas no atenten contra nuestros principios de proclamar las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo.

En esta pandemia, los gobiernos anti-cristianos en la mayoría de nuestra América latina —a excepción del gobierno de Nicaragua—, han declarado duras leyes referentes a eventos y reuniones de personas. Si bien es cierto, estas aplican en forma general, pero bajo esa fachada, han puesto a las Iglesia evangélicas en el mismo nivel que los lugares de ventas de licor y clubes de baile, prohibiéndoles que se puedan reunir libremente; no solo en en sus templos, sino que también en lugares públicos,

Tal ha sido el acto vergonzoso de Santiago de Chile, en el parque central, el pasado 24 de agosto. Donde un predicador llegó con diez hermanos —que es el número limite de personas que se pueden reunir al día de hoy en ese país—, y comenzó a proclamar el nombre de Jesús. Y se dio el mismo fenómeno de Jerusalén, la gente que tiene hambre de la palabra del Señor, se acercaron, haciendo un grupo de más de cien.

De inmediato llegó la autoridad policiaca, ordenándole al predicador que dejara de estar proclamando el mensaje. Al negarse este, arremetieron contra ellos toda clase de violencia, golpeando fuertemente al predicador, y lanzando gases lacrimógenos contra el grupo de personas, que nunca usaron la violencia.

Los medios de comunicación de Chile salieron a condenar, no a la policía, ¡sino al pastor y a los evangélicos! Y como siempre hay religiosos sometidos a los poderes políticos, algunos supuestos líderes evangélicos de Chile, se unieron con los medios.

Pero ¿Qué hubiera pasado si en lugar de ese grupo de evangélicos, hubieran sido el movimiento gay?… usted mismo ya tiene la repuesta. No cabe duda que la iglesia se está enfrentando a una súbita ley social de persecución.

Doy gracias a Dios por nuestra nación, los Estados Unidos, porque el mismo Presidente Donald Trump, dijo que las iglesias evangélicas eran esenciales, y por lo tanto no se les podía poner en el mismo nivel de los club de bailes y cantinas.

Y aunque algunos Estados liberales, como California, no han dado total apertura a las iglesias para tener actividades dentro de sus templos, al menos se les permite usar los aparcamientos para hacer sus cultos al aire libre.

Esta fue mi experiencia este fin de semana, que estuve desde el 28 hasta el 30 estuve en la ciudad de San José, California, en la Iglesia Juan 3:17 y su pastor Gustavo Gutiérrez.

El domingo al medio día estuve en una preciosa iglesia de las Asambleas de Dios, que como en su templo no tiene estacionamiento, están haciendo sus cultos en un lote de una familia; fue precioso el haber estado predicando en ese lugar humilde.

En estos tres días de conferencias en la iglesia Juan 3:17 fue de mucha bendición y fue precioso ver muchas almas convertidas al Señor Jesús. Le dejo fotos de las dos Iglesias.

Shalom, Antonio Bolainez.